ESQUEMA PARA EL EXAMEN DE CONCIENCIA

I. Dice el Señor: “Amarás a tu Dios con todo el corazón”.

¿Tiende mi corazón a Dios de manera que en verdad lo ame sobre todas las cosas cumpliendo fielmente sus mandamientos? ¿Obro siempre con recta intención?

¿Es mi fe en Dios firme y segura? ¿Me adhiero firmemente a la doctrina de la Iglesia? ¿He profesado siempre, con vigor y sin temor mi fe en Dios pública y privadamente?

¿He rezado mañana y noche? ¿Ofrezco a Dios mis trabajos, dolores y gozos? ¿Recurro a Dios en mis tentaciones?

¿Tengo reverencia y amor hacia el nombre de Dios o le ofendo con blasfemia, falsos juramentos o utilizo su nombre en vano?

¿Guardo los domingos y días de fiesta de la Iglesia participando activa y piadosamente en la celebración litúrgica, especialmente en la Misa? ¿He cumplido el precepto anual de la Confesión y Comunión pascual?

¿Tengo otros “dioses”, como el dinero, magia supersticiones, espiritismo, trabajo o deportes?

II. El Señor dice: "Ámense los unos a los otros como yo les he amado".

¿Tengo auténtico amor a mi prójimo? ¿He contribuido, en el seno de mi familia, al bien y alegría de los demás con paciencia y verdadero amor? ¿He sido obediente a mis padres, prestándoles respeto y ayuda a sus necesidades espirituales y temporales? ¿He procurado educar cristianamente a mis hijos, ayudándoles con el ejemplo y con paterna autoridad? ¿He sido fiel a mi cónyuge en el corazón y en la vida?

¿Comparto mis bienes con los más necesitados o por el contrario he despreciado a los pobres, débiles, ancianos, extranjeros, y personas de otras razas?

¿Realizo en mi vida la misión que acepté en mi Confirmación participando en las obras de apostolado y caridad de la Iglesia?

¿Participo, según mis posibilidades, en la promoción de la justicia, honestidad, paz, caridad y el amor? ¿He cumplido con mis deberes cívicos? ¿He pagado mis impuestos?

¿En mi trabajo soy justo, laborioso, honesto, doy con amor mi servicio? ¿He dado a mis empleados el salario justo? ¿He cumplido mis promesas y contrato?

¿He sido obediente con autoridades legítimas? Si ejerzo alguna autoridad ¿la uso para mi propio beneficio o para el bien de los demás?

¿He mantenido la verdad y fidelidad hacia los demás? ¿He producido algún daño a otros? ¿He procurado o inducido al aborto? ¿He odiado a alguien? ¿Me siento separado de alguien por injurias, ofensas o enemistad? ¿He reusado por egoísmo, a ser testigo de la inocencia de alguien?

¿He robado o causado algún daño a la propiedad de otro? ¿He restituido lo robado y reparado el daño?

III. Cristo, el Señor, dice:

"Sean perfectos como su Padre es perfecto”.

¿Cuál es la dirección fundamental de mi vida? ¿Me anima la esperanza de la vida eterna? ¿Me esfuerzo en avanzar en la vida espiritual por medio de la oración, lectura y meditación de la Palabra de Dios, la participación de los sacramentos y la mortificación? ¿Me esfuerzo en superar mis vicios, inclinaciones y pasiones malas, como la envidia o la gula? ¿He actuado con soberbia o vanidad? ¿He impuesto mi voluntad a los demás?

¿Qué uso he hecho de los dones que Dios me ha dado? ¿Los he usado o he sido perezoso? 3. ¿He soportado con serenidad y paciencia los dolores y contrariedades de la vida? ¿He mortificado mi cuerpo para ayudar a completar “lo que falta a los sufrimientos de Cristo”? ¿He observado la ley del ayuno y la abstinencia?

¿He mantenido mis sentidos y todo mi cuerpo en la pureza y castidad como templo del Espíritu Santo? ¿He manchado mi carne con la fornicación, adulterio, con palabras o pensamientos indignos, acciones y malos deseos? ¿He mantenido conversaciones, realizado lecturas o asistido a espectáculos y diversiones contrarias a la honestidad humana y cristiana? ¿He incitado al pecado a otros con mi falta de decencia?

¿He actuado alguna vez contra mi conciencia por temor o hipocresía? ¿He tratado de actuar siempre con la verdadera libertad de los hijos de Dios, según la ley del Espíritu, o soy siervo de mis pasiones?

ACTO DE CONTRICIÓN

Dios mío, con todo mi corazón me arrepiento de todo el mal que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer. Al pecar, te he ofendido a ti, que eres el Supremo Bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado. Señor: por los méritos de la pasión de nuestro Salvador Jesucristo, apiádate de mí.

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